Irene se despertó, con la misma ilusión que los días de excursión, se levanto casi dando un salto porque sabia que era el día, se lavo la cara e intento domar su remolino en el flequillo,remolino tan rebelde como ella!
Desayuno a medio vestir, se puso los zapatos y salio corriendo hacia su gran día, corrió tanto que cuando llego le faltaba el aliento, el aliento pero no la ilusión, ilusión le sobraba, tenia tanta ilusión como nervios, tantos nervios como ganas de hacer pis, Irene desde pequeña siempre que se ponía nerviosa la entraban ganas de hacer pis, especialmente cuando jugaba al escondite en la plaza con Paula.
Pero los nervios no la bloquearon, no le impidieron seguir corriendo hacia el gran día!
Corrió tanto que casi se pasa de largo el momento exacto.
Ya estaba ahí, había pasado todo un año, había cambiado irremediablemente su vida y había llegado el gran juicio final, el momento de salir y sonreír al miedo... y demostrarle quien ganaría este pulso.
De pequeña a Irene le preguntaban que que quería ser de mayor, su repuesta siempre era la misma , yo quiero ser una niña feliz decía ella sonriendo y sin parpadear sus grandes ojos verdes.
Feliz feliz, no sabia ni nada Irene, no pedía poco...
Quizás tampoco pedía tanto, un poquito de felicidad, una nota en el espejo del baño, un beso de buenos días en el cajón de las camisetas...la felicidad es tan relativa
Pero Irene seguía corriendo,corriendo hacia el gran día, con su remolino en el flequillo, sin domar tan salvaje como ella...
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